La Gitanilla Olvidada



Al ver el carro policial estacionado al costado del camino, en aquella reconocida tribu de gitanos me dio una mala sensación; Algo pasaba… un par de mujeres gitanas, gritaban desconsoladas, pero no logré comprender lo que sucedía.
Cada tarde al volver de la faena, veía los pequeños niños gitanos correr semidesnudos entre los tirantes de las carpas, de aquel trozo de universo gitano, universo que deambula entre dos mundos etéreos.
Las mujeres con sus faldas largas y coloridas no logran esconder del todo la belleza de ésas hermosas princesas de cabellos trigados, cuyos ojos verdes arrebolando sus rostros filudos iluminan el monte y el sendero del día a día que nos consume…y ahí, siempre con sus formas, su idioma y sus bailes, se nos abren como una esperanza cierta... nosotros también podremos hacer sobrevivir nuestra descendencia.
Un nudo en la garganta, me acompañó todo lo que me quedaba de camino a casa.
¿ Que habrá pasado?...- me pregunté insistentemente-.
-¿Los estarán echando del lugar?-
De seguro algún indolente los denunció y se activaron los sistemas de seguridad, tan infalibles a la hora de poner el puñal en la garganta de un débil y de tan cobardes reacciones para enfrentar el poder fáctico.
...con ésa desazón me dormí aquella noche.
Al otro día, llegué más temprano que nunca a la oficina, junto con el pequeño hombrecillo sin dientes que nos deja el diario cada día, al que sorprendí deslizando por debajo de la puerta de vidrio, el montón de hojas traidoras que se prestan al juego de la dominación por medio de la información periodística; Me miró con cara de culpable, como un niño travieso recién sorprendido; Al desenvolver el diario la portada me impactó “dramática muerte de pequeña niña gitana” .Mis ojos se clavaron vidriosos en el suelo a un costado del diario; Mi mirada se perdía en mis recuerdos del camino, era la más pequeña de aquel grupo, la más vistosa, la más sonriente…aquella que me dejaba feliz después de surcar por un segundo su espacio a través de la corriente de asfalto que todos los días me traía de vuelta a casa…la pequeña de pasos recientes y ágiles, que perseguía sin parar a los chicos más grandes se había ido, el canal de regadío contiguo al campamento se la tragó y se fué como una estrella fugaz,la dulce niña gitana ya no estaría más para vitalizar mis alicaídas tardes después de la visita a terreno; Su hálito de esperanza dormido, viajaba envuelto en una fría manta fiscal, que la tomaba como una de sus inhumanas estadísticas y la arrebataba para siempre del calor dulce del regazo de su madre gitana; La gitanilla se subía al carro policial del olvido, en los brazos de un funcionario de carabineros que la tomó como a una hija propia y que vitoreaba su partida encendiendo las luces estroboscópicas del final, mientras lloraba implacable la sirena del adiós.

2 comentarios:

Sergio Saavedra Rivera dijo...

Vuelvo por aquí después de un tiempo de no visitar y estar en otros lares... Me paseo desde Waldo Rojas, por algunas caderas que encontré por ahí, fotos de una sonrisa sincera y algún lugar desconocido que enciende tu despertar... Saludos amigo, que siempre es interesante visitar por aquí y leerte...

lichazul dijo...

ERIK

Un abracito de paz
muchas gracias por dejar huella
espero leerte seguido:=)
Las puertas están siempre abiertas para compartir la creación y las buenas energías.

Interesante trabajo tienes, tanto en poesía como en narrativa (cosa que yo recién estoy conociendo y practicando )
dejaré tu blog enlazado al mío para no perder ruta:=)OK


que tengas una excelente semana:=)