Hoy será el día de mi regreso, el viento dará con fuerza en mi cara y mis pies sembrarán mi futuro, tal como lo hice ayer y anteayer y desde que nací, donde mi destino estaba escrito a fuego en mi corazón, correr …correr …hasta que el silencio me acompañe al final de mi tiempo, aunque todos me quieren jubilar… todos los medios quieren que me retire, yo moriré sobre mis zapatos de correr…al encuentro de mi último estertor, que sentado en la ruta, me espera… donde como siempre, volveré a ser inmensamente feliz.
De los 30 años que llevo corriendo, nunca sentí que una carrera fuese tan importante, siempre lo consideré un trámite, siempre me sentí el mejor...hasta hoy, en que veo una encrucijada donde mi futuro se decide.
Todos los ojos están puestos en Brian Dome, un joven de ascendencia inglesa que es considerado la revelación del maratón nacional, la gran promesa de medallas para el país, aquellas esquivas desde mi última lesión donde me he demorado más de la cuenta en volver, donde el medallero ha quedado vacío y de mí sólo se dice que debiera dedicarme a entrenar a las promesas y entregar toda mi experiencia a las nuevas generaciones…eso destroza mi corazón.
El retiro sin duda es una opción que todavía no contemplo, pese a mis cuarenta y dos años, siento que quiero correr muchos años más…pero lo podré hacer sin llegar primero???... eso es tal vez, lo que más me preocupa.
Mi operación en Alemania y posterior año y medio de recuperación, me mantuvieron un poco alejado del bullicioso comentario nacional; aquel del que sólo se rescata mi condición de leyenda del atletismo nacional, donde ya no se apuesta a mi regreso.
Por su lado Brian, entrenaba en Nueva York, donde además participó en la gran maratón de ésa ciudad logrando un destacado tercer lugar, que lo puso en la escena mundial y por supuesto sepultó mi carrera, colocándose como la verdadera esperanza de triunfos para el país.
Ser campeón de una disciplina deportiva, lo coloca a uno rápidamente como ícono y representante nacional…pero a la vuelta de la esquina, te sepulta… al paso firme, llegado de una nueva estrella.
Era la maratón de mi ciudad natal, una folklórica copia de la maratón de Nueva York, claro que sin tanto glamour, sus imágenes no recorrían el mundo entero, los premios eran de reconocimiento.
Mis lesiones me acompañaban todos los días en el entrenamiento, que por cierto hice acá mismo…ya que no salí del país como siempre.
La cualidad más simpática de ésta carrera, era que todas las categorías podían acceder al triunfo. Los auspiciadores sólo exigían que sus estrellas estuvieran en la primera línea de la partida, cosa a la cual la organización accedía de inmediato, ya que eso permitía dar cobertura periodística al evento.
Brian llegó en el vehículo de su auspiciador más importante, lleno de muchachas, contratadas para dar rienda suelta al merchandising, generado por el boom mediático de su tercer lugar en Nueva York.
La verdad, en algunos momentos me parecía patética aquella carrera, sentía que toda la expectación estaba centrada en mi fracaso y en el triunfo de Brian, ya que no había ningún otro competidor relevante, sólo veía a corredores de clubes deportivos locales o de trote…y de empresas donde los funcionarios se inscribían para pasar una tarde de diversión, para ellos era mas bien una anécdota y para mí…el final de una vida.
La noche anterior, no pude dormir…me paseaba intensamente por el jardín…jugué mil veces con mi pié en la piscina, haciendo círculos infinitos...mi ansiedad sólo fue cortada por un ruido ensordecedor, provocado por el estruendoso motor de un camión recolector de basura…miré cataléptico la escena…dos hombres muy delgados se bajaron del vehículo, mientras otros dos corrían detrás…dos tarros cada uno… uno en cada mano… el fuerte peso era evidente…mientras volcaban la sucia realidad que les sofocaba su loca carrera, subían frenéticos al camión a la vez que los otros dos recogían los tarros de más adelante. Por un instante y mientras subían los dos primeros al camión, advertí en el reojo de su mirada, que ubicaban bien el lugar… se quedaron mirando con interés…cuando me vieron parado en el antejardín, voltearon disimuladamente. El que recogió el tarro de mi casa, miró con insistencia y logré advertir una leve sonrisa en su cara…eso me generó una sensación extraña…miedo, creo. Subió al camión, golpeó dos veces las latas del carro y éste emprendió la marcha, mientras se alejaba, aquel hombre mantuvo fija la mirada, hasta que el vehículo se perdió en la esquina siguiente.
Nos colocamos en la largada y el alcalde de la ciudad, con el característico orgullo de los políticos, saluda con un montón de demagógicas y populistas palabras a los vecinos ….y hace referencia a mi presencia en el evento.
Todo empieza, el disparo violento da la largada, al primer día de mi nueva vida. La gente saluda y corea mi nombre, me conoce…me llama y yo saludo con una sonrisa tensa, de labios apretados contra los dientes…Brian se coloca rápidamente al frente, parece querer demostrar desde el primer minuto que él, es la nueva estrella…de pronto siento unos pasos pesados detrás de mí…algún clásico pequeño rival, que tiene de seguro como estrategia, llevar mi ritmo…
El devenir de la carrera y el calor comienzan a sentirse. Brian vigila mis pasos, no se escapa …lleva un ritmo fuerte, pero el mío como siempre …es demoledor…yo comienzo a manejar una distancia estratégica, para que no sienta mi cansancio, me quedo como a 50 metros detrás de él…no dejo que sienta mi condición, le impido que pueda advertir si me vencerá o no, eso lo dejaré para los últimos metros.
Detrás de mí siguen los pasos pesados, de reojo miro y advierto a un hombrecillo grueso, sin nada de forma atlética, con una técnica ridícula…que me sigue, balancea sus brazos exageradamente, como tratando de imitar el gesto de la técnica depurada…el hombrecillo sonríe cuando volteo a mirarlo, su sonrisa es amable, parece que estuviera siguiéndome y no corriendo…me desconcentro por unos minutos, justo cuando viene el paso por la plaza de armas.
…-La plaza de armas-…Acá venía cuando niño a jugar con mi madre, a ella le gustaba hacer carreras conmigo, donde era evidente que me dejaba ganar y me decía…- que gran corredor eres-… de seguro serás el mejor…mi madre…-nunca supo si fue así, un cáncer fulminante se la llevó y desde que murió , le dediqué todos mis triunfos-… después de correr, nos tirábamos en el pasto, con ése olor a humedad que penetra los pulmones, con la frescura de la vida que se muestra a la niñez y ése olor a libertad que nos da la infancia, ése olor tan maravilloso que hoy vuelve a mi olfato y me transporta en el tiempo.
Sigo la carrera, el circuito contempla pasar varias veces por la plaza, eso con el fin de que los habitantes de la ciudad , puedan disfrutar del espectáculo…la gente aplaude cuando paso y grita mi nombre…ellos no saben el dolor que llevo dentro, el dolor que me causa pensar que ésta será mi última carrera.
Mientras pienso en mi estrategia, Brian me vigila, duda si me vencerá…al pasar la mitad del circuito advierto el jadeo de mi sombra, aquel hombrecillo de protuberantes formas que me sigue…pero se mantiene.
Corro, corro y corro, como siempre… que haré en mi futuro???…-me pregunto-…ésta carrera no me sirve de nada, no hay figuras rutilantes, el rival más fuerte es Brian y el recién está comenzando…de que viviré, los sponsor ya me advirtieron que no financiaran mi regreso, que prefieren colocar sus recursos en una promesa joven…así son los negocios…- me dijo-… el gerente de marketing, de aquella marca que me prometió fidelidad eterna cuando obtuve mis primeros premios.
La última vuelta, la gente eufórica me alienta…eh…eh…ehh. Corea con ganas mi nombre y los metros se me vienen encima, la última vuelta corre a mil por horas, la última vuelta se acerca a su fin, la última vuelta de mi vida, doy mi último esfuerzo…-ataco a Brian-… el mira hacia atrás, mantiene el paso… me acerco, voy a dos metros, jadeo intensamente, sigo con fuerza…trabajo para pegarme detrás de Brian, lo remataré en los últimos cincuenta metros. De pronto, Brian se desplaza a su izquierda, me pongo a su lado lo miro y se me cae el mundo. Brian, está entero, ni siquiera se ve cansado, Brian si quiere puede matarme ahí mismo…me mira y con una leve sonrisa y un gesto de reverencia me deja ir al frente, dudo si terminar…dudo si sentirme humillado u honrado… por el gesto de éste chico, que obviamente llegará lejos…pero su gesto lo vi sincero, en sus ojos leí su respeto, leí la idolatría hacia mí, leí que yo era un referente suyo y no un rival.
La gente frenética aplaude a rabiar, mientras corto la cinta con mi pecho y detengo mi marcha. En ése instante, sentí un topón en la espalda…es el hombre grueso que venía todavía pegado a mí…lo había olvidado por completo, como en la mitad de la carrera; venía desencajado, con la cara morada, sin aliento y desfalleciendo. Un puñado de otros tipos de mal aspecto lo tomaron y casi sin respiración le decían….saliste segundo, saliste segundo…llegaste detrás del maestro…amigo…saliste segundo.
Tratando de volver en sí, el hombre logró entender lo que pasaba….me miró sorprendido al notar que me asomé a ver como estaba, preocupado por su condición le pregunté…¿Cómo está amigo?...con palabras entrecortadas y de gran alegría me respondió…bien poh…si le ganamos al Brian.
La noche se me vino encima de nuevo, las horas después de la carrera, no tuvieron espacio…otra vez estoy desvelado, rondando la casa, jugando con los círculos infinitos que se forman en la piscina, con mi ansioso juego de pies en el agua y otra vez ése espantoso ruido del camión de la basura…los frenos de aire chillando hostigosamente y los dos espectros huesudos bajaron de nuevo, como en una repetida escena, de película de artes marciales, donde todos lo movimientos parecen ser los mimos…me reconocen de nuevo en el antejardín, pero ahora sonríen y mucho, levantan la mano para saludarme, ahora entiendo porqué miraban la casa, ellos sabían quien era…el de la acera de enfrente me dice…-estuvo buena la carrera-…ah sí, buena …-le digo-…, con un evidente desprecio, El Raúl está más contento, ah que bueno…-le replico-…sin tener idea quien será el famoso Raúl.
Al recoger el tarro de mi casa, reconozco en aquel hombre un gesto al correr, se acerca a la reja y me dice ….¿quedó muy cansado?… dos pasos antes de ponerse frente a mí, la luz del alumbrado público le ilumina el rostro y logro reconocer a aquel tipo grueso y de ridícula forma de correr, que se pegó a mí en la mañana y terminó medio muerto. Quedo atónito y le digo…sí bastante, muy sorprendido me dice… nosotros sabíamos que le iba a ganar al Brian…a ése muchacho le falta bastante para ser una estrella.
Nosotros somos los del camión 59, todos los días pasamos por acá y sabemos que ud. vive aquí, don lucho el chofer toca la bocina cada vez que pasamos frente a su casa, es que somos fanáticos del maratón, no ve que también nos ganamos la vida corriendo…- soltó una carcajada-...
Su sonrisa me enterneció, los delgados hombres de adelante se acercaron y me saludaron con amabilidad…uno de ellos me volvió a decir que todos los días pasaban por fuera de mi casa, a las 03:45 AM, y don lucho le toca la bocina…- me repitió -… nosotros nos sentimos orgullosos, en el corral todos saben que los del 59 pasan por la casa del maestro…ése es ud…-me insistió-...nosotros le decíamos al Raúl, pégate al maestro desde la partida, no te alejes más de dos metros de él, pégate…pégate como si fueras su sombra…
El Raúl avanzó con su particular forma de correr, dio un salto al camión y con dos golpes en las latas de la carrocería, se alejó…volteó por un segundo, sonrió y levantó su puño derecho, en señal de triunfo.
Aquellos invisibles héroes de la ciudad, se desvanecieron como cada noche… en la esquina siguiente. Sus caras de felicidad me enseñaron que hay que tomar la vida con orgullo. Si desde hoy tendré que ser el nuevo entrenador de una montonera de muchachos… y no la estrella de hierro que solía ser, lo haré con honor; como Raúl y los duros del 59, a los que cada madrugada, a eso de las 03:45 AM, salgo a rendirles un homenaje, por representar dignamente, a todos aquellos que tenemos que correr… para vivir.
De los 30 años que llevo corriendo, nunca sentí que una carrera fuese tan importante, siempre lo consideré un trámite, siempre me sentí el mejor...hasta hoy, en que veo una encrucijada donde mi futuro se decide.
Todos los ojos están puestos en Brian Dome, un joven de ascendencia inglesa que es considerado la revelación del maratón nacional, la gran promesa de medallas para el país, aquellas esquivas desde mi última lesión donde me he demorado más de la cuenta en volver, donde el medallero ha quedado vacío y de mí sólo se dice que debiera dedicarme a entrenar a las promesas y entregar toda mi experiencia a las nuevas generaciones…eso destroza mi corazón.
El retiro sin duda es una opción que todavía no contemplo, pese a mis cuarenta y dos años, siento que quiero correr muchos años más…pero lo podré hacer sin llegar primero???... eso es tal vez, lo que más me preocupa.
Mi operación en Alemania y posterior año y medio de recuperación, me mantuvieron un poco alejado del bullicioso comentario nacional; aquel del que sólo se rescata mi condición de leyenda del atletismo nacional, donde ya no se apuesta a mi regreso.
Por su lado Brian, entrenaba en Nueva York, donde además participó en la gran maratón de ésa ciudad logrando un destacado tercer lugar, que lo puso en la escena mundial y por supuesto sepultó mi carrera, colocándose como la verdadera esperanza de triunfos para el país.
Ser campeón de una disciplina deportiva, lo coloca a uno rápidamente como ícono y representante nacional…pero a la vuelta de la esquina, te sepulta… al paso firme, llegado de una nueva estrella.
Era la maratón de mi ciudad natal, una folklórica copia de la maratón de Nueva York, claro que sin tanto glamour, sus imágenes no recorrían el mundo entero, los premios eran de reconocimiento.
Mis lesiones me acompañaban todos los días en el entrenamiento, que por cierto hice acá mismo…ya que no salí del país como siempre.
La cualidad más simpática de ésta carrera, era que todas las categorías podían acceder al triunfo. Los auspiciadores sólo exigían que sus estrellas estuvieran en la primera línea de la partida, cosa a la cual la organización accedía de inmediato, ya que eso permitía dar cobertura periodística al evento.
Brian llegó en el vehículo de su auspiciador más importante, lleno de muchachas, contratadas para dar rienda suelta al merchandising, generado por el boom mediático de su tercer lugar en Nueva York.
La verdad, en algunos momentos me parecía patética aquella carrera, sentía que toda la expectación estaba centrada en mi fracaso y en el triunfo de Brian, ya que no había ningún otro competidor relevante, sólo veía a corredores de clubes deportivos locales o de trote…y de empresas donde los funcionarios se inscribían para pasar una tarde de diversión, para ellos era mas bien una anécdota y para mí…el final de una vida.
La noche anterior, no pude dormir…me paseaba intensamente por el jardín…jugué mil veces con mi pié en la piscina, haciendo círculos infinitos...mi ansiedad sólo fue cortada por un ruido ensordecedor, provocado por el estruendoso motor de un camión recolector de basura…miré cataléptico la escena…dos hombres muy delgados se bajaron del vehículo, mientras otros dos corrían detrás…dos tarros cada uno… uno en cada mano… el fuerte peso era evidente…mientras volcaban la sucia realidad que les sofocaba su loca carrera, subían frenéticos al camión a la vez que los otros dos recogían los tarros de más adelante. Por un instante y mientras subían los dos primeros al camión, advertí en el reojo de su mirada, que ubicaban bien el lugar… se quedaron mirando con interés…cuando me vieron parado en el antejardín, voltearon disimuladamente. El que recogió el tarro de mi casa, miró con insistencia y logré advertir una leve sonrisa en su cara…eso me generó una sensación extraña…miedo, creo. Subió al camión, golpeó dos veces las latas del carro y éste emprendió la marcha, mientras se alejaba, aquel hombre mantuvo fija la mirada, hasta que el vehículo se perdió en la esquina siguiente.
Nos colocamos en la largada y el alcalde de la ciudad, con el característico orgullo de los políticos, saluda con un montón de demagógicas y populistas palabras a los vecinos ….y hace referencia a mi presencia en el evento.
Todo empieza, el disparo violento da la largada, al primer día de mi nueva vida. La gente saluda y corea mi nombre, me conoce…me llama y yo saludo con una sonrisa tensa, de labios apretados contra los dientes…Brian se coloca rápidamente al frente, parece querer demostrar desde el primer minuto que él, es la nueva estrella…de pronto siento unos pasos pesados detrás de mí…algún clásico pequeño rival, que tiene de seguro como estrategia, llevar mi ritmo…
El devenir de la carrera y el calor comienzan a sentirse. Brian vigila mis pasos, no se escapa …lleva un ritmo fuerte, pero el mío como siempre …es demoledor…yo comienzo a manejar una distancia estratégica, para que no sienta mi cansancio, me quedo como a 50 metros detrás de él…no dejo que sienta mi condición, le impido que pueda advertir si me vencerá o no, eso lo dejaré para los últimos metros.
Detrás de mí siguen los pasos pesados, de reojo miro y advierto a un hombrecillo grueso, sin nada de forma atlética, con una técnica ridícula…que me sigue, balancea sus brazos exageradamente, como tratando de imitar el gesto de la técnica depurada…el hombrecillo sonríe cuando volteo a mirarlo, su sonrisa es amable, parece que estuviera siguiéndome y no corriendo…me desconcentro por unos minutos, justo cuando viene el paso por la plaza de armas.
…-La plaza de armas-…Acá venía cuando niño a jugar con mi madre, a ella le gustaba hacer carreras conmigo, donde era evidente que me dejaba ganar y me decía…- que gran corredor eres-… de seguro serás el mejor…mi madre…-nunca supo si fue así, un cáncer fulminante se la llevó y desde que murió , le dediqué todos mis triunfos-… después de correr, nos tirábamos en el pasto, con ése olor a humedad que penetra los pulmones, con la frescura de la vida que se muestra a la niñez y ése olor a libertad que nos da la infancia, ése olor tan maravilloso que hoy vuelve a mi olfato y me transporta en el tiempo.
Sigo la carrera, el circuito contempla pasar varias veces por la plaza, eso con el fin de que los habitantes de la ciudad , puedan disfrutar del espectáculo…la gente aplaude cuando paso y grita mi nombre…ellos no saben el dolor que llevo dentro, el dolor que me causa pensar que ésta será mi última carrera.
Mientras pienso en mi estrategia, Brian me vigila, duda si me vencerá…al pasar la mitad del circuito advierto el jadeo de mi sombra, aquel hombrecillo de protuberantes formas que me sigue…pero se mantiene.
Corro, corro y corro, como siempre… que haré en mi futuro???…-me pregunto-…ésta carrera no me sirve de nada, no hay figuras rutilantes, el rival más fuerte es Brian y el recién está comenzando…de que viviré, los sponsor ya me advirtieron que no financiaran mi regreso, que prefieren colocar sus recursos en una promesa joven…así son los negocios…- me dijo-… el gerente de marketing, de aquella marca que me prometió fidelidad eterna cuando obtuve mis primeros premios.
La última vuelta, la gente eufórica me alienta…eh…eh…ehh. Corea con ganas mi nombre y los metros se me vienen encima, la última vuelta corre a mil por horas, la última vuelta se acerca a su fin, la última vuelta de mi vida, doy mi último esfuerzo…-ataco a Brian-… el mira hacia atrás, mantiene el paso… me acerco, voy a dos metros, jadeo intensamente, sigo con fuerza…trabajo para pegarme detrás de Brian, lo remataré en los últimos cincuenta metros. De pronto, Brian se desplaza a su izquierda, me pongo a su lado lo miro y se me cae el mundo. Brian, está entero, ni siquiera se ve cansado, Brian si quiere puede matarme ahí mismo…me mira y con una leve sonrisa y un gesto de reverencia me deja ir al frente, dudo si terminar…dudo si sentirme humillado u honrado… por el gesto de éste chico, que obviamente llegará lejos…pero su gesto lo vi sincero, en sus ojos leí su respeto, leí la idolatría hacia mí, leí que yo era un referente suyo y no un rival.
La gente frenética aplaude a rabiar, mientras corto la cinta con mi pecho y detengo mi marcha. En ése instante, sentí un topón en la espalda…es el hombre grueso que venía todavía pegado a mí…lo había olvidado por completo, como en la mitad de la carrera; venía desencajado, con la cara morada, sin aliento y desfalleciendo. Un puñado de otros tipos de mal aspecto lo tomaron y casi sin respiración le decían….saliste segundo, saliste segundo…llegaste detrás del maestro…amigo…saliste segundo.
Tratando de volver en sí, el hombre logró entender lo que pasaba….me miró sorprendido al notar que me asomé a ver como estaba, preocupado por su condición le pregunté…¿Cómo está amigo?...con palabras entrecortadas y de gran alegría me respondió…bien poh…si le ganamos al Brian.
La noche se me vino encima de nuevo, las horas después de la carrera, no tuvieron espacio…otra vez estoy desvelado, rondando la casa, jugando con los círculos infinitos que se forman en la piscina, con mi ansioso juego de pies en el agua y otra vez ése espantoso ruido del camión de la basura…los frenos de aire chillando hostigosamente y los dos espectros huesudos bajaron de nuevo, como en una repetida escena, de película de artes marciales, donde todos lo movimientos parecen ser los mimos…me reconocen de nuevo en el antejardín, pero ahora sonríen y mucho, levantan la mano para saludarme, ahora entiendo porqué miraban la casa, ellos sabían quien era…el de la acera de enfrente me dice…-estuvo buena la carrera-…ah sí, buena …-le digo-…, con un evidente desprecio, El Raúl está más contento, ah que bueno…-le replico-…sin tener idea quien será el famoso Raúl.
Al recoger el tarro de mi casa, reconozco en aquel hombre un gesto al correr, se acerca a la reja y me dice ….¿quedó muy cansado?… dos pasos antes de ponerse frente a mí, la luz del alumbrado público le ilumina el rostro y logro reconocer a aquel tipo grueso y de ridícula forma de correr, que se pegó a mí en la mañana y terminó medio muerto. Quedo atónito y le digo…sí bastante, muy sorprendido me dice… nosotros sabíamos que le iba a ganar al Brian…a ése muchacho le falta bastante para ser una estrella.
Nosotros somos los del camión 59, todos los días pasamos por acá y sabemos que ud. vive aquí, don lucho el chofer toca la bocina cada vez que pasamos frente a su casa, es que somos fanáticos del maratón, no ve que también nos ganamos la vida corriendo…- soltó una carcajada-...
Su sonrisa me enterneció, los delgados hombres de adelante se acercaron y me saludaron con amabilidad…uno de ellos me volvió a decir que todos los días pasaban por fuera de mi casa, a las 03:45 AM, y don lucho le toca la bocina…- me repitió -… nosotros nos sentimos orgullosos, en el corral todos saben que los del 59 pasan por la casa del maestro…ése es ud…-me insistió-...nosotros le decíamos al Raúl, pégate al maestro desde la partida, no te alejes más de dos metros de él, pégate…pégate como si fueras su sombra…
El Raúl avanzó con su particular forma de correr, dio un salto al camión y con dos golpes en las latas de la carrocería, se alejó…volteó por un segundo, sonrió y levantó su puño derecho, en señal de triunfo.
Aquellos invisibles héroes de la ciudad, se desvanecieron como cada noche… en la esquina siguiente. Sus caras de felicidad me enseñaron que hay que tomar la vida con orgullo. Si desde hoy tendré que ser el nuevo entrenador de una montonera de muchachos… y no la estrella de hierro que solía ser, lo haré con honor; como Raúl y los duros del 59, a los que cada madrugada, a eso de las 03:45 AM, salgo a rendirles un homenaje, por representar dignamente, a todos aquellos que tenemos que correr… para vivir.
12 comentarios:
Muy buena historia, mi querido...
A ratos me recordó a Cortázar y su "Noche boca arriba" y sentí que el Corredor era el mismo recolector de basura...
Tuve vértigo al leer el cuento...
Notable el conocimiento que tienes de los señores basureros...
quizá ahí se halle la más bella de las historias...
Un beso
Marce
Hermosa historia, sobre todo por el homenaje a nuestra gente sencilla, te pasaste...
No pares las teclas ni tu brillante imaginación,
Un gran abrazo.
Macarena
Es como correr al lado de tu relato, sorpresivo, rápido, extenso pero diluyendose en el tiempo, intenso...
Buen inicio y buen remate, como querría tener ese talento amigo mío...
Además, gracias por pasearte por mis posts...
Saludos
No piensa escribir nunca más ????
Notable Súperheroe...me voy gratamente sorprendida.
Gracias tambien por tu visita.
Señor (ya que usted me ha tratado en forma tan respetuosa en mi blog): He leído su texto y ME HA ENCANTADO (y eso no lo digo prácticamente jamás, se lo aseguro). No sólo está bien escrito sino que maneja la tensión en forma pareja y creciente... confieso que lo leí esperando un "y me desperté" al final, pero por suerte no lo encontré, sino que me sorprendió un final tierno y conmovedor.
Vuelvo a mi estilo: Erik, muy buen relato. Me alegro que hayas encontrado mi blog porque me condujiste al tuyo. Espero que, aunque hayas agarrado La Red de Papel ya por el capítulo 11, hagas por mí el esfuerzo de leer las entregas anteriores (las que están en el archivo) porque valoro muchísimo los lectores que son capaces de ser buenos escritores, como los sos vos.
Saludos!!
Adri.
Erik: espero que la disfrutes (me reía sola: qué persuasiva debo ser comentando en los blogs... o daré miedo? o daré órdenes?) Espero tus comentarios entonces: yo también volveré por aquí. Es más, acabo de leer nuevamente tu texto, sabiendo cómo terminaba esta vez, y la verdad es que está muy bien escrito y planificado.
Saludos.
Adri.
(espero no defraudarte!!)
Así es, Erik. Se complica únicamente hacia el final, como en tu texto. Uno la lee como si fuera una historia de amor, va asistiendo como espectador a la construcción de una relación humana por medio de la escritura y en el final, de golpe, se devela que nada era como uno pensaba y que se debería leer de nuevo... (al menos es eso lo que intenté, ya veremos, me han comparado con Bucay, jajajaja, pero mi intención es más a la Poe o al menos a la Bioy Casares...)
Llegue a cansarme leyendo, sentia como si la que corria era yo...
Que buen homenaje...
saludos,
Lena
jjajajajajajjajaj!!!!!
No me vas a decir que no te gusta mi foto con la remera de Pucca???
jajajajajjajajaja!!!!
(también soy anormal en internet, nada más)
¡ Excelente historia Erik !
Tu relato me enseña que no sólo es pertinente mirar la luna o sufrir pérdidas para inspirarse. Adoro y admiro esa capacidad de hacer de lo cotidiano un universo nuevo, enigmático, al cual dan ganas de penetrar para descubrir los caprichos de la vida.
Tu capacidad de sorprender es un mérito del que no cualquiera puede hacer gala....te felicito por ello y por ser la persona maravillosa que eres, sobretodo, un excelente amigo y todo un personaje de largas tertulias entretenidas y siempre con buenas enseñanzas.
Un beso de tu nueva amiga
Cecilia
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