Mi Tierna Vecina

El calor sofocante de enero, me impedía poder trabajar en mi tesis y el segundo piso donde se encontraba mi habitación, quedaba en perfecto ángulo con el cuarto de mi vecina Nora, hija de médico importante, cuya cuenta corriente le permitía cumplir todos sus caprichos.
Desde hace una semana, estaban pintando la casa de mi vecina, siendo ella la única habitante de ése lado del cosmos, por éstos insoportables días de verano; Al parecer su hermano y padres estaban de viaje, cosa habitual…ésos viajes, me permitían husmear a Nora, cuando se vestía a través de su ventana, o cuando tomaba sol en la piscina.
El ir y venir incesante del pintor a cargo de los trabajos, impedían que Nora se sintiera en confianza y se sacara su ropita sexy, como lo hacía habitualmente.
El pintor desde el medio día, se encontraba sólo y eso lo había hecho sentirse en confianza y quitarse la polera y quedar a torso desnudo, mostrando su cabellera larga y descuidada. Su trabajo duro se marcaba en sus infinitos músculos que recorrían su espalda, pecho y cintura como si fuera un adonis sacro, de un templo de culto al cuerpo perfecto. Me entretuve largo rato, observando los movimientos de aquel hombre que cada cierto rato, tenía el tic de escupir al suelo.
Mientras pintaba la pared exterior de la habitación de Nora, que además estaba ubicada frente a la piscina, el portón electrónico de la casa se abrió…era Nora que aparecía en su flamante descapotable deportivo del año. Al bajar noté que venía del gimnasio, acalorada y cansada o más bien agitada…dio la vuelta e ingresó por la piscina a su habitación, notando inmediatamente la presencia del pintor. Se quedó unos segundos dialogando con él y evidentemente me llamó la atención una sonrisa lasciva que le dio, o tal vez, fue mi prolífica imaginación que lo sintió así, alguna especie de celos.
Al cabo de unos minutos, Nora salió de su cuarto, vistiendo un calzón de color blanco con una polera de cuello en “V” color turquesa, logré como nunca ver toda su humanidad, curvilínea extasiante, sus pechos redondos como melones de verano, sus pezones erectos apuntando al infinito que desteñían sus ojos verdes, dulcemente decorados con su cabellera rubia, de lisos y largos rayos de sol, que caían sobre sus hombros. Me preocupé, ya que el tipo de la pintura podía intentar alguna acción deshonesta con Nora, mientras tomaba sol en su reposera.
El hombre, seguía con su faena indiferente a las provocaciones, o lo que yo creía eran provocaciones de Nora; Mientras ella, al parecer insistía en buscar algún diálogo. De pronto, Nora se quitó la polera quedando en topless, se puso de pié y se lanzó a la piscina, mi asombro fue tal, que salí al balcón a mirar, como para intentar detenerla; ya que el tipo de la pintura se podría propasar con ella.
Me siguió un deseo incontenible de hablarle o decirle algo, salvarla de ése engendro de la mediocridad y cultura proletaria, de ése inmundo gusano de las cloacas de la ciudad, que de seguro se dedica a pintar porque no sabe ni siquiera leer…Me acerqué tanto, que podía escuchar lo que ella decía desde la piscina…
-¿NO tienes calor?..insistía Nora con el mequetrefe ése.
- Shiii…po..cualesquiera cantidad señorita…-le respondió-..
- Pero, métase a la piscina, está fresquita…
- Mmm… y ud, tamién se me le está poniendo fresquita sheñorita AAAH!!…
- Ay!!..no seas tímido…si no muerdo…

No podía creer que mi Nora, a la que había deseado desde la enseñanza media, le estuviera coqueteando a un picante de mierda…tan tierna ella, ta dulce...
Bajé rápidamente las escaleras y me dirigí a la casa de Nora, al llegar a la puerta, noté que se encontraba abierta, entré corriendo para ayudarla a no cometer una locura, al acercarme al patio, sentí unos gritos, que evidentemente eran de Nora, me apuré aún más y al doblar en la esquina de la casa, su patio se abrió ante mí como una rosa al blanquear la mañana…Y ahí, en ése preciso instante, ése eterno instante, ví a Nora subida a horcajadas sobre el tipo, sus piernas apretaban fuertemente los blanquecinos glúteos, que contrastaban con sus carbonizadas piernas de duro trabajo bajo el inclemente sol... Sus redondos glúteos, adornados por el pantalón corto a media pierna, sujetado por sus rodillas ...ésos glúteos eran tan redondos y duros como los de ella, cuyos senos caían enérgicamente sobre el musculoso y sudado pecho del pintor, quien como una máquina del sexo, subía y bajaba a mi adorada Nora, que tenía una cara de felicidad increíble, una cara con la que soñé tantas noches y que ahora la veía, en vivo y en directo, rasgando el placer total, en los brazos de un insignificante hombre….


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